La Libertad de prensa se deteriora en el mundo, según Reporteros Sin Fronteras

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Entre los países en donde persisten los casos más preocupantes de la clasificación se encuentran Turquía, México y Afganistán.

Como un panorama «cada vez más sombrío» considera la organización internacional Reporteros Sin Fronteras a la situación de la libertad de prensa en el mundo, según el informe 2017 de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa.  En el documento, que se hizo público el miércoles 26 de abril de 2017, se da cuenta que se registra «un aumento del número de países en los que la situación de la libertad de prensa es muy grave y revela la magnitud de los males y las plagas que afectan a la libertad de informar en el mundo».

Las amenazas a la libertad de prensa en el mundo nunca había sido de tanta gravedad, dice RSF, al constatar que en 2017 otros tres países entraron en los bajos fondos de la Clasificación: Burundi (160º, -4), Egipto (161º, -2) y Bahréin (164º, -2), países que ahora «se encuentran entre los 21 países «en los que la situación de la prensa es “muy grave”. 51 países (el año anterior eran 49) están en “rojo”, lo que significa que la situación de la libertad de información es “difícil”. De manera global, la situación se agravó en cerca de dos tercios (62,2%) de los países incluidos la lista.

El informe señala que los tres países que desde hace doce años se ubican en los últimos lugares son Corea del Norte, Turkmenistán y Eritrea, en los cuales se persigue «hasta la mínima palabra que se salga de la línea oficial» y se acaba «con el mínimo pensamiento que pudiera divergir de la propaganda del Estado».

En América Latina, el régimen de Cuba (173º, -2) «es el más hostil a la libertad de prensa del continente americano. El Estado sigue monopolizando la información, esto no cambió tras la muerte de Fidel Castro, que pasará a la historia como el padre de la Revolución Cubana, pero también como uno de los peores predadores de la libertad de prensa en el mundo.

«Si bien las dictaduras y otros regímenes totalitarios asfixian el pluralismo de los medios de comunicación y a la prensa libre, muy a menudo también las guerras y los conflictos enquistados golpean de manera brutal a la libertad de informar y pueden hacer que los países caigan en poco tiempo en la parte inferior de la Clasificación o que se estanquen en ella durante años», dice el informe.

Entre los países en donde persisten los casos más preocupantes de la clasificación se encuentran Turquía, México y Afganistán. El intento de golpe de Estado, en julio de 2016, acabó con las últimas barreras que aún retenían al gobierno en su guerra contra los medios de comunicación críticos. Meses después, las autoridades se sirvieron del estado de emergencia para cerrar de un plumazo decenas de medios de comunicación, reduciendo el pluralismo a un puñado de publicaciones de poco tiraje. Asimismo, encarcelaron a una centena de periodistas sin que existiera un juicio, lo que hizo de Turquía la mayor prisión del mundo para los profesionales de los medios de comunicación.

Otro caso preocupante registrado en 2016 fue el de México. En 2002 este país ocupaba el lugar 75 en la Clasificación de RSF; en quince años ha perdido casi igual número de posiciones: actualmente se ubica en el lugar 147. En 2016 fueron asesinados en el país 10 periodistas, mientras que marzo de 2017 estuvo marcado por ataques en serie contra el gremio. México sigue gangrenado por la corrupción y la violencia del crimen organizado, muy presentes en ciertos estados de la república: en Veracruz, Guerrero, Michoacán y Tamaulipas investigar un tema delicado puede poner en peligro a un periodista rápidamente. La impunidad en que permanecen los crímenes cometidos contra la prensa alimenta un círculo vicioso que se perpetúa.

«Por lo peligroso que es para los periodistas, México se encuentra entre Siria y Afganistán (120º lugar), un país en el que los periodistas, que realizan su labor informativa con valor y grandes esfuerzos, también se enfrentan al deterioro constante de la seguridad. Afganistán padece la insurrección talibana y del grupo Estado Islámico, lo que ha provocado que provincias enteras se transformen en “agujeros negros de la información”. Únicamente la voluntad del gobierno de proporcionar herramientas de protección a los periodistas permite que el país detenga su caída en la Clasificación», señala RSF.

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